PRESENTACIÓN

 

MIGUEL RICARDO GUERRA ZAMORA-

“Un Ajárquico “de la Axarquía en Madrid (Vélez-Málaga 1937)

Texto de Juan Antonio Segovia Páez

 

“EL ARTE ES UN CONTINUO DESARROLLO ESPIRITUAL DEL ALMA”,. Así suele expresarse este artista para reflejar su inquietud desde niño. Nacido en Vélez- Málaga en 1937 y criado junto al horno candeal de sus mayores, bien pronto se inició en la pintura. A los trece años participó en un concurso en Málaga, donde obtuvo el primer premio dotado con mil pesetas. “Me pareció todo el oro del mundo”, recuerda ahora. Stephan Rey, crítico de arte y estudioso de so obra, habla de los comienzos de este pintor veleño. ” igual empezó a pintar, mas o menos, desde su nacimiento, ya que creo nació con los pinceles en las manos”.

” Mi gran pasión- dice Guerra- es el paisaje”. Y ahí están sus cuadros. Lleva en la profunda paleta de su retina y de su alma los almendros aún no nacidos, los colores aún no descubiertos, la luz aún no amanecida,para luego florecerlos virginales fuera de su tierra. Se ausento de Vélez por el60 y parece que su pintura estuviera hecha aquí de tanta pureza la suya.

Y es así sin hipérbole. En Bruselas residió por largo tiempo, con tan permanente fidelidad a su paisaje nativo. No hemos sabido de él hasta hace poco tiempo, aunque hemos seguido su largo caminar de éxitos por Europa. Guerra es un pintor callado, no dado al escaparate ni a las fotografías de portada, quizás por eso, no era prolífico en su ir y devenir en la Axarquia, lo hacia en silencio, tan solo unos pocos, amigos íntimos y familia, conocían la realidad de su trayectoria exitosa, como embajador de estas tierras, que lo vieron nacer. Y como es justo darle al César lo que le pertenece y a modo de recompensa por no haberle dado el sitio merecido a estos artistas ausentes, voy a referir a continuación a la trayectoria artística, con sus premios y galardones que ha ido consiguiendo para orgullo de Vélez-Málaga, ya que la nómina de la pintura veleña estaría huérfana, si faltara su figura humana y artística.

Al lado de varios grupos de jóvenes pintores comparte en Bélgica el entusiasmo y la fascinación por la pintura. El taller de Arte Popular- el GRUPO CEBRA- LÚAPIÉRE y otros de consolidada y reconocidas trayectoria artística, recuerdan la activa participación de MIGUEL RICARDO GUERRA ZAMORA. De sus numerosas exposiciones, con no menos calificaciones e interés, merece destacar las organizadas, en salas de tanto prestigio como la GALERÍA DE ARTE NAIF, de Bruselas, GALERÍA DE REMY, de Lieja, CENTRO ROPS, de Namur y otras que por no abundar no detallamos aquí.

En 1979 fue seleccionado para el II FESTIVAL DE ARTES PLÁSTICAS ,de Mouscron ( Bélgica ) ; concurre a la VII BIENAL DE ARTE DEL CENTRO CULTURAL EL QUIJOTE, de Malinas, donde obtuvo el PRIMER PREMIO, DIPLOMA Y MEDALLA DE ORO, distinciones que también recibiera en la siguiente edición de la misma bienal. La Agencia EFE, haciéndose eco de su afamada trayectoria y la importancia que estaba adquiriendo como artista, escribió entre otras cosas ” Cuando decimos que Miguel Guerra expone, queremos decir, que un sueño andaluz, que una limpia poesía nos asalta desde sus cuadros, viéndonos sumergidos en un estallido de colores que afloran como si uno se asomara a una ventana y viera ese paisaje a través de ella.

Su obra ” Anocheciendo en un pueblo de la montaña “, que logró el primer premio, contenía aquel violeta azulado de su pasión andaluza.

En 1982 recibe el PREMIO JOSAPHAT TORTAT, del XVI Salón Blésois Internacional, celebrado en Blois (Francia); es distinguido en Valenciennes y en St. Amand-les+Eaux con menciones especiales; y seleccionado. ese mismo año, en Marsella, Chateauneuf du Pape, y en Avila para el VI Premio Nacional de pintura de Adaja.

E octubre de dicho año, expone en Bruselas en homenaje a la provincia de Bravante. Meses mas tarde, ya en la primavera de 1983, presenta de nuevo su obra en el Centro Cultural de Bruselas. El crítico Paul Caso, escribe de él en el catálogo: “Dentro de unos tonos vivos, a menudo unificados, aplicados con cuidado y en relación con una profundidad sentimental y profundizada del lugar. Miguel Guerra pinta como si utilizara las cuerdas y los cobres de una orquesta. Su sinfonía brabanzona tiene un porqué para fascinarnos.Se puede clasificar a este pintor entre los pintores naifs, pero tiene no obstante mucho de ciencia y madurez en la expresión franca y original de su trabajo; un cierto romanticismo mediterráneo, también le otorga como una llama…”

En el Libre Belgique se publica la siguiente impresión de su pintura: “Miguel Guerra trabaja a pequeños toques prudentes , pero decididos. Ellos se yuxtaponen según una técnica muy disciplinada y muy precisa” Y aún sus exposiciones acarrean otros comentarios. “Aquellos campos andaluces de oliveras retorcidas- afirma Rojo-, por la magia de Miguel Guerra, se convierten en olivar encantado, llameando por sus hojas un sol que él nos pinta en lumbre viva”. Juan Gil, en el Diario La Región, señala : ” El encanto sureño que se refleja en todas y cada una de sus obras, se se refleja también en la mirada infantil y confiada del artista. Soñador y autodidacta”En otro periódico, Anida Nardón. crítico de Le Drapeau Rouge, añade :” Es alegre, lleno de poesía con mucho amor. Ejecutas ” al punto pequeño ” como bordaban nuestra abuelas, las telas de Miguel Guerra tienen un encanto anticuado y romántico”

En Marzo de 1984, con motivo de la Feria Comercial de Waterloo, presenta su pintura en la sala Omnisports bajo el patrocinio delCírculo Artístico Comunal.

A mediados de Octubre del mismo año, lo hace en Gelrode, pequeña localidad brabanzana, asistiendo a la inauguración el alcalde de Aerschot, el poeta Gunnar Riebs y el conocido pintor español José Gutierrez, entre un numeroso publico. Juan Gil, el el periódico La Región, en su edición internacional, publicó el siguiente comentario: ” Miguel Guerra ha obtenido un gran éxito, que viene a corroborar las últimas salidas del artista andaluz, que está alcanzando con sus trabajos cotas verdaderamente altas, según la prensa local y de fuera que siguen, cada vez más de cerca, al genial autodidacta de Vélez”

 

La obra de Miguel Ricardo Guerra Zamora esta representada en el MUSEO DE ARTE RELIGIOSO de Medellín (Colombia), en el Patrimonio Artístico del Ayuntamiento de Charleroi, ciudad belga cuyo nombre, por cierto le fue dado en honor de Carlos II de España, en el MUSEO DE ARTE NAIF de Jaén, en el MUSEO DE LA AXARQUIA, EN EL PALACIO MARQUES DE BENIEL en Vélez Málaga, formando parte del patrimonio de LA FUNDACION ANTONIO SEGOVIA LOBILLO, cuyo anagrama presentando al “Deo” (resto de muralla, antes de la restauración, que era una señal de identidad, ya que se veía entrando en la Ciudad) es un cuadro de su magnífica autoría.

Desde hace unos años reside en Madrid con su familia, desde su estudio, sigue con su trabajo de enamoramientos paisajísticos, pero esta vez con sus viajes mas asiduos a la Axarquía, para que lo conozcan de una vez por todas.

últimamente ha expuesto en la Sala Cipriano Maldonado de Torre del Mar, una colección de su obra pretérita y actual, en Nerja después, y en actualidad formando grupo con “La rama pintada ” lo hace en la Mezquitilla en las fiesta de Algarrobo, compartiendo pared y sala con otros pintores locales.

 En conclusión

Deseamos, finalmente, reflexionar con unas breves palabras acerca de la obra de este pintor veleño. Pintura la suya de verdadero enamoramiento de su tierra natal; colores ardientes, sencillos y luminosos: culto pródigo al olivo andaluz, a los almendros floridos de amaneceres, violetas de tardes huidizas hacia lo nocturno. Naif por subconsciencia, por inevitabilidad, pero con la intención lograda de su culta paleta. En sus cuadros aparecen, junto a la olivera, en medio de ella, las altas agujas de grises y verdosas catedrales, como en simbiosis de cultura y paisaje, de arquitectura y olivo, de campo y ciudad, tan radicales en sus significaciones y orígenes. Curiosa dualidad en su obra. Un pintor que ha sabido incorporar a ella elementos de vecindad con los otros nativos, llevando puede decirse, la luz de estos a otras luces, hasta componer un todo con ese encanto del Sur de España que reflejan sus cuadros.

 Es hora de abrirle los brazos a este artista, que en la diáspora obligada ha sido embajador magnífico de la Axarquia Veleña, como así lo demuestra su bien hacer.

Juan Antonio Segovia y Páez

Escritor, poeta y pintor Axarquico

Presidente de la Fundación Antonio Segovia Lobillo

Publicado en TRASMALLO

http://trasmallo.wordpress.com/2012/08/11/miguel-ricardo-guerra-zamora-un-ajarquico-en-madrid-velez-malaga-1937/